La Vega Central

Un viaje a la realidad de la Vega.

Pero sigo siendo "El Rey"

Historia, Vida y Venta en entrevista con El Rey.

Después de Dios...

...está La Vega.

El Cargador

Kilos de trabajo.

jueves, 6 de junio de 2013

La Vega Central

Ir a La Vega, es sinónimo de comprar frutas, verduras y abarrotes de buena calidad y a bajos precios, pero también significa ir a una gran feria de productos que provienen de la zona central, norte chico y sur de Chile. Sin embargo, lo más significativo  es encontrarse con un mundo interesante en su forma y fondo, se trata de un submundo transversal,  que mezcla la venta, el marketing, el esfuerzo, el progreso de algunos comerciantes y diferentes públicos que participan en la compra.




Desde el Siglo XIX, Santiago cuenta con La Vega Central, involucrando desde esa fecha a sus diferentes integrantes, el cargador, el casero (local), dueños y trabajadores de abarrotes, carnicerías, artesanías, el camionero, por nombrar a algunos.

Actualmente cuenta con un terreno aproximado de dos manzanas, que permite vender todo tipo de productos: alimentos perecibles, frutas, verduras, adornos, artículos cocina, aseo, y cuanto producto se pase por la mente del consumidor.




Referente al público, es variado y abarca desde dueñas de casa, nanas, dueños de almacenes, minimarket, clientes de los diferentes barrios de Santiago, sin excepción.

La jornada laboral parte temprano en la madrugada para los trabajadores de La Vega, quienes desde las 4:00 am y hasta las 18:30 hrs. aproximadamente dejan toda su energía, trabajando por un sueño, trabajando por una familia, trabajando por vivir.

Logramos conocer a algunos de ellos y en el siguiente reportaje expondremos sus miradas.

miércoles, 5 de junio de 2013

El Cargador

En la Vega central, se encuentra el oficio de cargador. Se les ve con la “yegua”, la carreta o la “cuca”, sorteando obstáculos, para llegar con la mercadería a destino. Son personas madrugadoras, pues se levantan a las  4, o 5 de la mañana y están dispuestas a trabajar según las indicaciones de los patrones, para ir a buscar mercaderías y entregarlas. Tienen su clientela y en promedio ya a las 8:00 de la mañana han realizado al menos unos 5 o 7 “viajes” en promedio. Algunos, dejan de trabajar a las 10:00 de la mañana, pues tienen otros “pololitos” que hacer o simplemente descansan.

Los cargadores suben la mercadería desde los camiones que traen las verduras o frutas y que se instalan en el sector de los estacionamientos. Habitualmente llega un dueño de almacén que hace un pedido. Lo complicado es trasladar la mercadería, pero siempre hay un cargador atento para llevar el cargamento de fruta o verdura al lugar que desee el casero. Cargan la carreta, cuca o yegua, hasta el tope. Incluso cuando el cargador sale de la Vega, siempre es ayudado por dos o tres personas cuando el peso del cargamento hace casi imposible que la carreta se mueva, los guardias de seguridad prestan apoyo en estas labores, sobre todo cuando hay que sortear obstáculos como veredas en mal estado o los tradicionales hoyos.

Logran hacerse camino por la Vega, a punta de gritos o silbidos o simplemente pasan. A veces piden permiso siempre de modo amable para no pasar a llevar a los caseros, o simplemente piden que se hagan a un lado.

El Carretón de Javier
Los cargadores que utilizan el carretón ganan en promedio 10 mil pesos por cada viaje. Así lo contó Javier, un peruano que viene de la localidad de Chimbote. “En este viaje me llevo unos 700 kilos de carga”. El transporte consiste en al menos unos 5 sacos de papa, 3 de limones, varias cajas con tomates, betarragas y otros productos. “Esto es para un cliente que tiene un almacén”.

Mientras descansa en una de las salidas laterales de la Vega Central, Javier se contacta con celular con su cliente, preguntando dónde está la camioneta para ir dejar los productos.

Luego se desaparece con el carretón cargado por una de las calles laterales de la Vega.

El Multiculturalismo en La Vega
En La Vega caben todos, se ha vuelto multicultural. Muchos cargadores vienen del Perú o Colombia en busca de mejores oportunidades de trabajo. Es un poco sacrificado para ellos, sin embrago, la recompensa vendrá después. La idea es enviar dinero a su familia y a ver si luego se vienen a Chile.

Muchos de ellos no encontraron mejor trabajo que ser cargadores.

Cerca de 500 kilos al hombro, por Cinco mil Pesos.
Otro de los cargadores, que conduce una cuca, cuenta que a eso de las 8:00 ya ha realizado cerca de diez viajes.

El peso del transporte es cerca de 400 kilos de peso en promedio, según sea el pedido que haya hecho el cliente.

Señala que existen tres tipos de transportes para acarrear la mercadería: El carretón que incluso puede tener ruedas de neumáticos, la yegua que es la más pequeña de todas y la “cuca”, donde cabe todo, el mismo nombre con el cual se conoce al furgón de Carabineros.

Nos cuenta que un saco de papás puede pesar 20 kilos, el de limón unos 10 kilos. La cuca luce bastante bien, con los colores de las verduras y frutas. Y su conductor…nos dice con orgullo que cada viaje o flete cuesta 5 mil pesos.




DE CARGADOR A LOCATARIO
Si bien en la Vega no se pude hablar de carrera funcionaria y nada por el estilo, sin embrago, muchos de los que trabajan en el recinto ferial, partieron como cargadores y luego se hicieron locatarios y dueños de un negocio. Así lo contó Guillermo Maass, quien siempre trabajó en la Vega Central, “primero me inicié como cargador y después me hice dueño de este local”.

Con 53 años de trabajo ha logrado progresar y contar con 3 locales, de los cuales arrienda dos, atiende su propio local junto a su señora, abren a las 6:00 am, lo que implica levantarse a las 4:00 am. Relata que sus hijos tienen un buen pasar, que son universitarios y una de sus hijas vive en una comuna privilegiada, no vienen a la Vega y tampoco al negocio a apoyar, no manifiesta malestar frente a esta conducta.

Indica que las crisis económicas a la Vega no le afecta, por lo tanto el negocio sigue adelante y los fines de semana son con mayor producción, por lo tanto día libre solo el Lunes.
Secreto para el progreso “no gastar más de lo que se gana, siempre pensé así”.